comence a los 16 años, cuando obsesionado por las redes de ordenadores rompí la seguridad del sistema administrativo de mi colegio, pero no para alterar mis notas; lo hice «solo para mirar». Mi bautismo como infractor de la ley fue en 1991. Junto a dos amigos, entramos físicamente a las oficinas de COSMOS, de Pacific Bells. COSMOS (Computer System for Mainframe Operations) era una base de datos utilizada por la mayor parte de las compañías telefónicas norteamericanas para controlar el registro de llamadas. Una vez dentro de las oficinas obtuvimos la lista de claves de seguridad, la combinación de las puertas de acceso de varias sucursales y manuales del sistema COSMOS. La información robada tenía un valor equivalente a los 200 000 dólares.